Peña Santa; vía norte directa.

Salir un sábado por la tarde para Vegarredonda con buen tiempo no nos parecía un buen plan porque temíamos que iba haber gente y si quieres escalar en hielo eso puede ser un problema. En el parking vemos varios coches pero la sorpresa llega cuando al ver la zona del refugio no observamos un alma, estarán descansando pensamos. Pues no, no había nadie, todo cerrado así que nos acomodamos donde queremos. A eso de las 7 llega una pareja; un guía y su cliente así que todo el refugio para nosotros 4, ¡de lujo! Dentro eso sí hace frío y hay una humedad de la leche así que cenamos a las 8 y a dormir a las 8,30 que el despertador sonará a las 5.15. De noche cerrada salimos para arriba, ni una luz, solo las estrellas y las frontales. Las primeras luces nos pillan bajando al Jou Santo y a las 9,30, al pie de la cara norte, nos ponemos todos los trastos. Se la ve bien repleta de hielo y la nieve está dura de narices. No se ve a nadie y es nos extraña porque pensábamos que no íbamos a ser los únicos. Lo que es cierto es que toda la cara norte ese día iba a ser para nosotros y esperábamos que no se nos atragantase. 


Las primeras rampas nos dan una idea de lo que nos espera, puntas delanteras hasta para subir por la nieve. El primero largo lo hacemos un poco por la izquierda aprovechando unos planchones de hielo muy llamativos y de generoso grosor. La reunión la hacemos a 60 metros de dos tornillos de hielo. 




El segundo largo lo escalamos por la pala de nieve que está congelada y lo alargamos unos 70 metros  montando la reunión en la roca con clavo y friend. Hemos conseguido ahorrarnos una reunión y agrupar tres largos en dos. 




El tercer largo discurre por la característica goulotte y ya es más vertical aunque con buen hielo. La reunión la hacemos a la altura de la reunión de clavos y cordinos pero la presencia del hielo, hace que no la podamos usar y la tengamos que instalarla en mitad de la goulotte de dos tornillos y colgarnos de ellos porque es imposible tallar una repisa para los pies. 




El último largo sigue siendo tieso hasta llegar a las campas de arriba que están formadas por nieve polvo debajo y una placa de nieve costra encima que da bastante miedo. Montando la reunión vemos a otro escalador que no sabemos de dónde ha salido. Son un asturiano y un leonés que están bajando y nos dicen que vienen de escalar la arista este.


 Conociendo las condiciones de la nieve y el complicado del descenso que tiene esta montaña decidimos no seguir a cumbre y dirigirnos al rápel de la arista para ganar tiempo. Llevamos los pies destrozados por las horas de escalada de puntas delanteras en un hielo duro como una piedra. Al sol comemos algo y descansamos mientras que dejamos a la pareja que nos hemos encontrado alejarse en los rápeles y así no entorpecernos. El día es espectacular pero no está para entretenerse mucho porque no nos fiamos del descenso. El primer rápel es incómodo pero se hace bien al igual que el segundo. Con mucho cuidado destrepamos la canal Ancha hasta el tercer rápel donde al recoger las cuerdas se traban y nos hacen estar un rato para recuperarlas. 




 Seguimos bajando pero no se puede hacer cara al valle por la dureza de la nieve y nos despistamos al tratar de encontrar la canal de bajada con lo que nos volvemos a situar debajo de la cara norte y plantamos una estaca y rapelamos de ella. Llegamos al lugar que nos pusimos el arnés y descansamos un poco mientras recogemos cuerdas y nos quitamos todos los trastos. Estamos fundidos por la tensión y las punteras de los pies no pueden doler más. Ya solo nos queda desandar lo andado por la mañana e inevitablemente volvemos la vista cada poco tiempo para admirar la soberbia cara norte de Peña Santa y el entorno en el que está. Poco antes del collado de La Fragua sacamos las linternas y vemos unas luces en el último rápel del Marqués. Seguimos bajando cada uno pensando en sus cosas. En el refugio descansamos un buen rato ya que estaba claro que íbamos a llegar tarde a casa y devoramos todo lo que nos queda de comida. Cuando estábamos a punto de salir llegan los dos asturianos que estaban rapelando por el Marqués y parte de la bajada la hacemos junto charlando y disfrutando de una maravillosa noche. Ir a Peña Santa en invierno sabemos lo que supone pero esta vez fue un poco más complicado por la dureza del hielo y la nieve. Realmente es una de las cimas más grandiosas de los Picos y nos ha sorprendido la poca gente que hemos visto habiendo las condiciones que hay.


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