Pirineos’ 19: Lescun y Gavarnie.


1ª Parte: Lescún:
Lescún es el típico valle del Pirineo francés que cuando vas a él por primera vez piensas: aquí hay que volver. El plató del Sanchese es una pradera grandísima con abetos dispersos y toda ella metida en un hayedo impresionante y rodeada de montañas calizas. Así que este año decidimos regresar a escalar varias vías que la otra vez quedaron pendientes.
Plató de Sanchese.
En la cara este del Grand Billare hay una pequeña aguja con una vía, que siguiendo unas fisuras y terrazas en forma de "z", llega a la cumbre. La vía se llama Pinelli y ese fue nuestro primer destino. Una aproximación por el bosque, siguiendo una torrentera, te lleva a pie de vía. La subida fue incomoda por la pendiente y por los restos de árboles destrozados por un alud de hace unos años. Al llegar a pie de vía la niebla y una roca ligeramente húmeda no nos dió muy buen impresión así que decidimos cambiar de planes y bajarnos al plató y escalar una vía Chateau Pinon Sec al pico de la Breque.
Vía Pinelli
Es una vía equipada, de 8 largos, de los cuales la otra vez escalamos los tres primeros y queríamos acabarla esta vez. El grado máximo es 6a+ y las hostilidades empiezan en el cuarto largo cuando te metes en una zona de roca negra ligeramente  desplomada y donde tienes que sacar el trasero al patio. El quinto largo es muy psicológico porque escalas una zona de calcita donde te vas quedando con trozos en la mano y otros vas tirando con los pies. Llegas a la reunión con el corazón  a dosmil. El siguiente largo es una travesía que va a condicionar el descenso. A las 8 de la tarde acabamos la vía y muy rápido para abajo que se metía la noche. Para dar más emoción hubo que rapelar toda la vía con dinámicos por la pérdida de un descensor. Los dos primeros rápeles son a las reuniones correspondientes pero el tercero se sale de la vía y hay que seguir, con una ligera tendencia a la derecha, unos 50 metros. Ahí está la reunión que no se ve mucho y es clave encontrarla porque si no vas a tener problemas. Los otros dos rápeles son más evidentes y además el último coincide otra vez con el primero de la vía. A pie de vía ya no veíamos casi nada y a cenar que mañana teníamos que madrugar.
Terminando el tercer largo

Entrando en el desplome del 4º largo
 
El descompuesto 5º largo

6º largo
De la reunión del árbol hay que rapelar separándose de la vía de ascenso
Al día siguiente teníamos como objetivo la arista Larrangus al Grand Billare de 2.318 metros. En un principio la vía no pasa de quinto grado y lo que nos preocupaba es la aproximación de unas tres horas. Ésta, al principio, es una gozada; pista por un bosque y además con un día espectacular no como el de ayer en el que estuvimos metidos en la niebla. La pista luego se transforma en un camino por el bosque en dirección al Lac de Lhurs y un poco antes de unas paredes muy verticales, se acabó la tranquilidad. Hay que abandonar el camino y subir por la margen derecha de un pedrero bordeando el bosque por arriba. Luego seguimos un croquis sacado de la revista Desnivel que te conduce a pie de vía. Hay que prestar atención al flaqueo de la segunda aguja roja que no es muy evidente. Además la roca está muy rota y es una travesía que hay que ir muy atento.
Arista de Larrangus

Salida del camino por la pedrera


Sobre las 11 llegamos y media hora más tarde empezamos a escalar. La vía nos pareció más complicada que lo que un principio el grado daba a entender. Nos salieron 10 largos como 10 soles, varios de ellos a tope de cuerda. Para ser una arista hay variantes y zonas donde no está claro por donde va la vía. Hay largos espectaculares en cuanto a la roca pero hay otros con zonas rotas y de hecho tiramos un bloque de tamaño XXl y muchos más pasamos al lado de ellos sin mirarlos. Tampoco hay mucho equipamiento en la vía y algún clavo que encontramos de sacaba con la mano e incluso con la cuerda pero se protege bien. La escalada de la parte alta es muy aérea y las vistas espectaculares de todas las praderas, montañas de la zona y a medida que asciendes el Midi d´Ossau va apareciendo. A las 18, 30 llegamos a los rápeles y nos bajamos a la horcada desistiendo de escalar los dos que teníamos delante porque se nos iba hacer muy tarde y las nieblas volvieron aparecer.
2º largo
3º largo


Las fabulosas vistas
 
5º largo y el mejor de toda la vía


Parte alta de la arista

Rapelando

Trepada por la canal camino a la cumbre
 De donde nos dejan los rápeles hay que trepar por una canales bastante tiesas prestando atención a la roca. Al final, metidos en la niebla, llegamos al Grand Billare donde comimos lo poco que llevábamos y para abajo a toda leche sin perder el camino. Eso sí, el atardecer, entre las nieblas, fue memorable y al final llegamos con algo de luz a las cabañas de Anaye donde el camino ya era bueno. Frontales y a disfrutar de la noche lo que los pies nos dejaban.
Foto de cumbre del Grand Billare
En Sanchese la tranquilidad se había esfumado. En Francia era fiesta al día siguiente y era una romería, con gente acampada por todos los lados y sobre todo haciendo fuego. Es curioso que está prohibido la acampada pero nadie parece que se preocupe por ello. En todo el día prácticamente no habíamos comido nada y los 1400 metros de desnivel y las 16 horas de actividad empezaban a pasar factura así que manos a la obra: 2 kilos de fabada, 2 latas de mejillones, dos de paté, embutido y queso, 300 gramos de aceitunas, chocolate, 4 cervezas y una botella de vino y a dormir como benditos hasta las 9,30 de la mañana.
 
Cenando

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