Vuelta al Urriello con esquís

El pasado fin de semana 5 y 6 de Mayo, nos decidimos a realizar la ruta circular con esquís de montaña al Picu Urriello, empezando y acabando en Fuente Dé.

El viernes 4 por la tarde, después de unos wasaps, nos dicen que el cable se encuentra cerrado desde el día 2 de Mayo hasta nueva orden, que lo abrirán en unos quince días. Se nos viene la moral abajo pues sabemos que, de seguir la aventura, tendremos que portear con los esquís en la chepa un buen rato. No obstante, como ya teníamos reservado noche en el refugio del Urriello y contando con las predicciones del tiempo que eran muy buenas, nos decidimos a tirar para adelante.

El sábado muy temprano nos pusimos en carretera en dirección a Espinama. Una vez allí subimos en coche hasta los invernales de Igüedri, para así adentramos en el bonito valle de Áliva. A un kilómetro y medio de las portillas de Igüedri, un nevero en la pista nos impide pasar. Aparcamos  el coche en una campa al lado del camino, nos calzamos las botas de esquiar y con los esquís en la mochila porteamos 3 km hasta el refugio-parador de Áliva. 




Una vez  en el parador sacamos pieles de foca y comenzamos la subida hasta la Horcadina de Covarrobres. Al asomarnos hacia la Vueltona, contemplamos un paisaje poco habitual en Picos: no había rastro de gente por ningún sitio y los picos repletos de nieve como pocas veces los he visto. ¡Vaya espectáculo!



La nieve estaba en buenas condiciones, y en una hora ya estábamos en cabaña Verónica.



 De ahí fuimos hasta la Collada Blanca. En este punto nos quitamos las pieles para bajar, siempre en dirección hacia la derecha y sin perder altura, hacia la Horcada de Caín. Una vez debajo de la horcada vuelta a poner pieles y subir la empinada pendiente hasta el paso que nos llevará al refugio. En este punto y debido a la orientación sur la nieve estaba muy blanda y con la inclinación de la pendiente de subida a la horcada, tendías a resbalarte en alguna ocasión. Las vueltas María en esta subida en sus primeros tramos son muy cortas debido a la orografía del terreno.



Una vez llegados a la horcada de Caín contemplamos con admiración nuestro destino, el Naranjo. Desde este collado no se ve todavía el refugio, hay que bajar con tendencia hacia la izquierda hacia el Jou que tenemos delante de nosotros y luego colocar otra vez las pieles de foca para subir a un pequeño collado. En unos 20 minutos estamos encima del paso natural que va del refugio del Urriellu al Jou de los Boches. Ya desde este pequeño collado se contempla el refugio al pie del Urriello. Y tras una bajada de apenas 5 minutos te plantas en el refugio.





En el refugio pernoctábamos esa noche 17 personas. ¡Cómo cambian las condiciones de pernoctar en verano, a dormir en invierno;  parece que estás en otro refugio! Cena a las 20 horas y, después de escuchar a Tomás algunas de las múltiples anécdotas que le han sucedido a lo largo los 37 años que lleva de guardián del refugio del Urriello (no paró de hablar en 2 horas) y sacar las pertinentes fotografías de la puesta de sol, al catre, que mañana espera otro día duro de trabajo.



Diana a las 7 de mañana. Durante la noche ha hecho viento sur, por lo tanto han subido mucho las temperaturas, y notamos que la nieve estaba muy blanda, cosa que agradecimos para subir la canal de la Celada y luego acometer la subida de la Collada Bonita sin quitarnos los esquís hasta prácticamente unos metros por debajo de su cima.





Desde la collada bonita contemplamos el espectáculo que teníamos ante nuestros ojos, el Naranjo por un lado y por el otro todo el valle del Cuchallón de Villasobrada hacia la derecha y el valle de las Moñetas hacia la izquierda.




Una vez hechas las fotos de rigor, nos calzamos los esquís y tras una larga y bonita bajada (una pena que el estado de la nieve no estuviera en buenas condiciones, estaba papa  y muy blanda) nos tiramos hacia el fondo del valle para ir a enlazar con el valle de las Moñetas. Desde aquí vuelta a poner pieles de foca y empezar a remontar todo el valle para dirigirnos hacia el colllado de Santa Ana. Como íbamos bien de tiempo y teníamos buena huella, nos subimos a una de las cimas de Tiro Navarro. Una vez en la cima quitamos pieles y  para abajo otra vez, a coger el camino que nos lleva directamente hasta la canal de la Canalona. Mis compañeros de aventura se quedaron allí y yo me dirigí hacia el collado de Santa Ana para hacer las fotos pertinentes desde ese mirador privilegiado.



Como las condiciones de la nieve lo permitían bajamos la Canalona sin quitarnos los esquís, la primera parte derrapando por la inclinación que hay, que te hace pensártelo más de una vez antes de tirarte por ahí, aquello parecía una pared vertical. 





Una vez bajado la canal, fuimos al paso estrecho entre piedras por donde se sube en invierno. Y una vez solventado este último tramo de dificultad, ya descendimos con nieve en pésimas condiciones de esquiar hasta los lagos de Lloroza. Desde allí otra vez a poner pieles hasta la Horcadina de Covarrobres, y tras volver por nuestros pasos nos plantamos una vez más en el parador-refugio de Áliva. Ya sólo nos quedaba colocarnos los esquís a la mochila  y en media hora llegamos al coche sobre las 15:30. 



Bajamos por la pista con el coche hasta Espinama, una caña con limón y para Torrelavega de nuevo. En resumidas cuentas, una bonita actividad por unos Picos sin gente, con mucha nieve y dos días preciosos de sol y un paisaje espectacular.



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