Peña Rabanal y Peñas del Prado

En vista del mal tiempo que daban en la costa, Félix, Luis, Álvaro y Goyo nos animamos a darnos una vuelta por el norte de León. El sábado quedamos citados en Unquera a las 8:45, pero se produjo un contratiempo que redujo a tres la expedición. El perro de Álvaro tiene una gran afición a hacer rutas por su cuenta, así que esa mañana decidió darse un garbeo por el monte a ver si encontraba algo interesante. El resultado fue que  a las 10 nos marchamos sin Álvaro, ocupado en la persecución del caprichoso chucho.
En un principio pensábamos escalar en el Pincuejo y las Peñas del Prado. Luego cambiamos el Pincuejo por la Peña de Rabanal, ya que los tres conocíamos y habíamos escalado anteriormente en el primero. Sobre las 12 ya estábamos al pie de la peña, justo al lado de la ermita de Pruneda, donde se deja el coche. Después de comer un poco invertimos una media hora en llegar a pie de vía, Luna de lobos.
La vía luna de lobos va por a derecha del techo.
 Empieza la escalada con un arranque un poco extraño y bastante fino con una pequeña travesía hacia la derecha, que superado te lleva a una placa de 6a que se hace bastante bien. Otro largo bastante bonito y más sencillo nos lleva a unas terrazas donde se monta la reunión. Desde aquí, dos largos más sencillos nos dejan al pie del último, un bonito y aéreo pilar de V+ bastante mantenido.
Escalando el pilar superior.
Llegados allí, nos retiramos apresuradamente, dado que una tormenta se acercaba rápidamente.


Oyendo los truenos.

Como era la final de la Champions nos plantamos en el bar de Cubillas de Arbás. Allí, rodeados de cervezas, vimos cómo el Barça conquistaba su tercer título a merced de la Juve. Curioso equipo este Barça, capaz de copar todos los títulos y que se deja remontar dos goles ante el Depor. ¡Ay, se empieza a echar en falta el espíritu de Puyol!

Rebosando cerveza por todos los poros de nuestro cuerpo, nos plantamos en el refugio que Altai tiene en la zona, donde comimos fabada, pollo… pero fuimos incapaces de terminar la botella de vino entre los tres. Finalmente, a dormir acunados por el croar de las ranas del pantano y el canto, durante toda la noche, de una codorniz cercana a nosotros.
Al día siguiente decidimos hacer Lobishome, una vía de cinco largos de la cara suroeste de las Peñas del Prado. Empieza la vía con una placa de V con canalizos y protegida por parabolts. Este y el último son los largos más sencillos. Los otros son bastante duros y mantenidos, sobre todo el cuarto, que discurre por una fisura donde hay que apretar de lo lindo. Aunque el paso más difícil está en el tercer largo,  una placa de 6a+, casi 6b según algunos, está muy bien protegida y no hay tanta tensión como en el en el cuarto.

1 largo Lobishome.
 En fin, una bonita vía de la cual tampoco pudimos disfrutar de la cumbre, ya que la tormenta acudía fiel a su cita.

Así que hicimos el descenso en tres rápeles. El primero hasta la cuarta reunión. El segundo, apurando al límite –literalmente- las cuerdas, hasta la segunda reunión. Y desde aquí hasta la base saliendo por la derecha de la vía evitando parte del primer largo desde donde ya bajamos andando unos metros.


De aquí al coche a comer un poco y vuelta a casa pasando previamente por Casa Ezequiel, que parece que ya no es lo que era.

Un buen finde donde disfrutamos de una de las zonas más atractivas y tranquilas que se pueden visitar.

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