Pico Almanzor. Vía Diedro Esteras.

Aprovechando que el último viernes de enero teníamos fiesta y que el único sitio donde podría haber hielo y buen tiempo era Gredos, salimos para allá. Nos alojamos en el “refugio” que Altai tiene en Hoyos del Espino y con el frescor matutino característico de estas tierras (- 8ºC), el viernes madrugamos para subir al Almanzor por su cara norte. De las vías que teníamos algo de información nos atraía el “Diedro Esteras” o si no la “norte clásica”. Como el comienzo de ambas estaba cerca decidimos probar la primera y si no estaba en condiciones bajarnos e intentar la segunda.

El día era espléndido lo que nos vino bien para recordar como era el cielo azul. Llegamos a pie de vía rápido porque la nieve estaba en muy buenas condiciones para progresar. Nos metimos en la vía y al pie del primer resalte nos encordamos para escalarlo. Es una canal con un bloque en medio y tuvimos que salirmos a la placa porque no pasábamos por debajo. En los primeros metros el hielo era muy fino pero más arriba engrosaba y se subía mejor e incluso pudimos meter un tornillo.


La reunión la montamos al final de la canal dando vistas a la vía clásica donde había dos cordadas. A partir de este punto subimos a cumbre usando la cuerda para superar un pequeño resalte. La vía se nos hizo corta pero bonita. En la cumbre nos encontramos una sorpresa. Una cordada, que ya nos lo había comentado porque estaban subiendo por la norte clásica, habían tenido que dejar las cuerdas abandonadas días atrás y nosotros las utilizamos para rapelar.


La tarde la completamos escalando unas cascadas por la zona aunque a última hora se metió una ventisca muy fuerte que nos hizo pasar un mal rato para llegar a la plataforma. Un viento gélido, muy fuerte, con bastante nieve, casi de noche y sin huella en muchos sitios, nos hizo que llevásemos en mente la posibilidad de pasar una “agradable” noche los tres abrazados detrás de una piedra.

Al día siguiente la idea era madrugar e ir a La Nava. Amaneció nevando con lo que nos quedamos en el saco hasta que sobre la nueve empezó a mejorar. Ya era muy tarde para ir a La Nava con lo que nos quedamos por la zona escalando todos los trozos de hielo que nos encontrábamos.

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