Peña Castil 2.440 metros; corredor noreste y una sorpresa.
Después de haber empezado la
temporada invernal en la cara norte del Cornón había ganas de algo más largo y
alto. Así que nos decantamos por esta vía que solo por llegar a la cumbre de
Peña Castil ya merece la pena. Por delante 1.400 metros de desnivel por una
nieve que, como nos imaginábamos, estaba muy dura y en condiciones ideales para
progresar a la mayor velocidad posible para tus piernas. A los pies de la canal
del Fresnedal nos pusimos los crampones y no nos los quitaríamos casi en todo
el día. Los primeros metros subimos por la ruta normal pero poco a poco nos
fuimos separando hacia la izquierda.
El día era maravilloso, la temperatura ideal y el sol calentaba poco así que la nieve seguía dura a pesar de las horas que pasaban. Tuvimos que desplegar toda la gana de movimientos de progresión en nieve dura empinada porque los gemelos todavía no están acostumbrados a este tipo de rampas. A pie de una “goulotte”, muy escasa de nieve y de hielo, montamos una reunión y la escalamos. Menos mal que no es muy empinada porque si no no pasamos ya que se rompía todo y la roca solo servía para proteger por ser muy lisa. Unos metros por encima conseguimos pinchar nieve dura, salir a la campa superior y montar una reunión a tope de cuerda con estaca y piolet.
De aquí viene una travesía hacia la
izquierda que no es difícil pero el verglass que había hacia que fuese muy incómoda
y expuesta debido a que no se podía proteger con nada. En una horcada, ya en la
arista, montamos reunión enlazando unos bloques también a tope de cuerda. El tercer
largo es ya en la arista y es escalada en roca aunque por la presencia de verglass
hubo que hacerlo con crampones. Con otro largo corto de escalada mixta llegamos
a una antecima donde recogimos las cuerdas e hicimos una pequeña travesía a la
derecha para coger la ruta normal.
En la cima estuvimos solos disfrutando del momento y la tranquilidad. Cualquiera que haya estado en Castil sabrá de lo que hablo. Comimos y para abajo que quedaba bajada y pocas horas de luz. La bajada seguía la tónica de la mañana; nieve dura a muy dura. En línea recta a la Horcada de Camburero eso sí antes de llegar a ella nos tuvimos que quitar los crampones porque el viento se llevó la nieve.
De la Horcada para abajo que el día
avanzaba. Al poco de empezar a bajar vimos a un chaval en unas piedras y cuando
llegamos a él nos contó que hacía allí. Había perdido un crampón y no podía
seguir bajando. Su compañero había bajado a pedir ayuda hacía dos horas y no
tenía noticias. Le explicamos lo que podíamos hacer para ayudarle a bajar ya
que no íbamos dejarle solo y él aceptó. Le pusimos un arnés, unimos las dos
cuerdas, clavamos una estaca en la nieve y con un nudo dinámico le fuimos descolgando
de 120 metros en 120 metros. Llegamos a una zona intermedia llana y en ese
momento apareció el helicóptero y se le llevó. A nosotros nos quedó seguir
bajando y ya se nos metió la noche pero la luna llena nos alumbró. Contentos y
cansados por igual llegamos al coche recordando la última frase del que se bajó
del helicóptero ¿vosotros necesitáis algo? si, que nos bajes le teníamos que
haber dicho
La temporada ha empezado y
esperemos que sea como la de hace dos años
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