Corredor Nw a los Picos del Jierro
Por segunda vez Luis propone hacer un corredor de esos
considerados poco clásicos. Una vez hecho comprendes perfectamente la poca
asiduidad con que cuenta el corredor noroeste del Jierro. Más comprensible aún cuando
lees la reseña de Adrados y el descenso lo marca por el Jito de Escarandi, o
sea, la vuelta al mundo. Cuando has acabado y llegas al coche piensas que con
una vez es suficiente, no es fácil que vuelvas a repetirlo, la trisca que
conlleva esta actividad es considerable, así que es mejor abstenerse si no se
está en una buena forma.
Lo dicho, no hay muchas alternativas
dadas las condiciones en que se encuentra la montaña, así que a las 7:45
quedamos en la Casa Azul de Los Tánagos dispuestos a todo, aunque prevemos el
retorno por la canal de Jidiellu. O sea, aventura.
Somnolientos y destemplados preparamos
nuestro material en los invernales de Sotres: una cuerda cada uno –miradas y
sonrisas-, friends y clavos para la roca - se nos salta la risa-, y varios
tornillos e incluso una estaca –aquí ya es una carcajada-.
Itinerario de la vía
Ya pertrechados iniciamos la marcha por
la pista que lleva a Áliva, atravesamos un pequeño puente sobre el Duje y unos
100 metros más adelante cogemos rumbo hacia el este por la morrena que baja del
Macizo Oriental. La marcha se va haciendo un poco pesada porque da la impresión
de que no avanzamos nada, que los murallones a los que nos dirigimos nos
mantienen la distancia, se diría que se mueven al mismo ritmo que nosotros.
Solo cuando miramos hacia atrás vemos que la pista va quedando lejos y que
cogemos altura al mirar hacia el Macizo Central, cuyas vistas son
espectaculares y nítidas. Aunque hay una brisa un poco desagradable que nos
congela cuando paramos, no cabe duda de que se trata de un día espectacular.
Entrada al corredor
Un par de horas después topamos con las
primeras zonas nevadas. Crampones y ya es alpinismo a tope. La pendiente se
acentúa y el estado de la nieve cambia a menudo. Nieve blanda y placas de
hielo. En un momento dado nos hundimos muchísimo, es increíble que la nieve no
se haya transformado con el tiempo que lleva sin nevar. Nos metemos a trepar
entre las rocas, por donde surgen líneas de hielo que nos hacen progresar mejor
y calientan a tope nuestros gemelos. Pero esto se acaba y no nos queda más
remedio que abrir huella de una manera penosa.
Al fin, y con las pantorrillas a tope,
llegamos a los paredones que caen
verticales desde lo más alto del Macizo. Nos encajonamos ya por las líneas
sinuosas del corredor y al cabo de un rato nos vemos picando hielo en la parte
quizá más interesante del mismo. Los gemelos acusan el esfuerzo, pero este
trozo de unos 40 ó 50 metros es realmente alpino y espectacular. La mirada
hacia atrás confirma la pendiente y el compromiso del tramo que estamos
escalando, tramo que nos hace disfrutar y olvidar por un momento la penosa
aproximación.
1 resalte 2 resalte
De nuevo salimos a una zona de nieve,
aunque ya bastante arriba vislumbramos un resalte de roca apenas cubierto por
una fina capa de hielo. Apenas son 8 ó 10 metros, pero muy delicados, por lo
que, una vez superado por Luis, este monta una reunión para mayor seguridad.
A partir de aquí continúa el esfuerzo
sobre la nieve blanda para llegar a la arista con los gemelos al límite. Para
nuestra sorpresa no salimos a la Pica del Jierro, sino a la afilada arista que
une este pico con la Morra de Lechugales, en los Picos del Jierro. El ambiente
es extraordinario. El Hoyo del Evangelista, el Jierro y todas las cumbres que
se extienden hacia el este merecen unos minutos de contemplación. Por debajo,
el campo de nubes ha permanecido impasible durante toda la jornada.
Un pequeño destrepe y por la ladera del
hoyo alcanzamos rápidamente la Pica del Jierro. Hemos hecho 1500 metros de
desnivel en condiciones bastante penosas y reponemos fuerzas en compañía de un
grupo numeroso que ha subido a la Morra.
Pica del Jierro Cumbre
Comenzamos el descenso por la arista del
Jierro hacia los Campos de Valdominguero. Sin ningún problema alcanzamos la
collada de la canal de Jidiello, por donde nos espera una larga bajada. Ahora
son los cuádriceps y las rodillas las que se quejan. Sobre las 6 de la tarde
alcanzamos la pista, y extenuados caminamos cansinamente hasta el coche,
satisfechos de haber paseado el material una vez más. Menos mal que no hemos
dado la vuelta por el Jito de Escarandi.
Bajada por Jidiello
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