Vía de la Plata en BTT.
Sevilla-León
24 septiembre – 3 octubre de 2019
·
Goyo
·
Raúl
Como
cada año, a Goyo y a mí nos tocaba nuestro viajecito de cicloturismo de fin de
verano. Generalmente suele ser difícil escoger el destino, pero esta vez no
hubo ni que hablarlo. El año pasado ya nos había quedado pendiente la Ruta de
la Plata, que cambiamos a última hora por la Ruta del Cid. Así que no había
dudas y nos pusimos manos a la obra después de haber ajustado las fecha que nos
venía mejor a los dos. Íbamos a tener diez etapas con una pequeña desviación en
la última respecto a la guía que teníamos de Desnivel. En vez de acabar en
Astorga, acabaríamos en León por cuestiones logísticas y, bien está decirlo,
León es un final de ruta muy atractivo. Para transportar las bicis a Sevilla
optamos por empaquetarlas y enviarlas por mensajería unos días antes, lo que
nos ha resultado muy cómodo y económico. Las otras opciones, tren o avión, son
mucho más engorrosas sin duda alguna. De este modo, nosotros pudimos viajar en
avión desde Santander a Sevilla en vuelo directo prácticamente con las manos en
los bolsillos y, una vez allí, recoger las bicis en la sede de la empresa de mensajería.
Cuando
empezamos a investigar un poco sobre este camino para conocer la historia de
los lugares por los que íbamos a pasar y el origen del camino, nos dimos cuenta
de que teníamos algunas ideas equivocadas. Personalmente, siempre había pensado
que el nombre de Vía de la Plata se debía al transporte de este metal en el
Imperio Romano, pero parece ser que no fue así.
Los miliarios, unos originales y otros modernos, nos acompañaron todo el camino |
Se
sabe que este corredor natural norte-sur ya fue utilizado por los hombres del
neolítico en el cuarto milenio antes de Cristo para algunos intercambios
comerciales e incluso en el paleolítico cuando los cazadores acechaban a las
presas en sus migraciones estacionales. También, en el siglo VII a.c, el pueblo
Tarteso utilizaba esta ruta para comerciar con los pueblos del norte.
Sin
embargo, la Vía de la Plata como tal es creada por el Imperio Romano a partir
del siglo II a.c y cuya construcción se desarrolla hasta el siglo I d.c siendo
uno de sus principales impulsores el emperador Augusto y posteriormente
Tiberio, Trajano y Adriano. Su primera finalidad era unir Emérita Augusta, la
actual Mérida, y Astúrica Augusta, la actual Astorga. Posteriormente se fue
ampliando hacia el sur hasta Itálica e Híspalis, la actual Sevilla, y por el
norte hasta Gijón por el norte a través de La Vía Carisa, calzada
romana impulsada por el general Publio Carisio, cuyo objeto era unir los
asentamientos militares de tierras leonesas con el mar Cantábrico.
La
calzada romana decayó en su uso a partir del siglo V, hasta la invasión árabe,
cuando de nuevo volvió a tomar importancia. Después, a partir del siglo XI ya
se tiene constancia de que fue un camino de peregrinación a Santiago de
Compostela por los cristianos mozárabes.
Esta vía también era utilizada por pastores trashumantes de la meseta
norte para hacer la invernada en Andalucía y Extremadura, creándose en el año
1273 la Mesta, que es cuando se convierte la Vía de la Plata en Camino Real, la
Real Cañada de la Vizana.
Hoy
en día, aparte de carreteras, autovía y ferrocarril, la vía de la plata se ha
convertido en un reclamo turístico para peregrinos como Camino de Santiago, no
tan masificado como el camino francés y en algunos tramos algo más salvaje,
agreste y caluroso en verano.
Bueno,
y después de esta introducción histórica resumida en la que algo se me habrá
olvidado, vamos a lo que vamos, nuestra aventura.
Etapa 1. Sevilla-Almadén de la
Plata.(73 Km, 1.100 metros de desnivel)
Esta
primera etapa es una de las que nos resultó más durillas, quizá por ser la
primera y aún nos faltaba coger un poco de ritmo. La salida de Sevilla es
siempre bonita, ya que en esa ciudad hay una extensa y cómoda red de carriles
bici. Después de la foto de rigor en la Torre del Oro, dábamos comienzo a nuestra
aventura. Al principio vamos atravesando grandes llanuras de cultivo, siempre
picando los caminos hacia arriba mientras nos adentramos en la sierra norte de
Sevilla y el paisaje se va transformando en enormes dehesas. Pasado
Castilblanco de los Arroyos el track nos hacía ir por la carretera, pero
optamos por atravesar el Parque Natural del Berrocal, por donde indican las
flechas amarillas, por una interesante pista forestal.
Torre del Oro en Sevilla |
A orillas de Guadalquivir, con el puente de Triana al fondo |
Primeros kilómetros saliendo de Sevilla |
Eso sí, los tres últimos
kilómetros nos iban a deparar una sorpresita, el Cerro del Calvario, cuyo
nombre ya indica lo que nos esperaba. Unos 150 metros de desnivel tirando de la
bici de sombra en sombra por una especie de cortafuegos agotador.
Afortunadamente, la recompensa merece la pena, las vistas son espléndidas y ya
damos vista a Almadén de la Plata.
Almadén
de la Plata es un pueblo de la sierra sevillana encantador. El alojamiento
es bastante aceptable, con un menú de
8,5 euros.
Hostal
la Concha. C/ La Cruz, 8. Tfno: 954 735 043. 35 euros habitación doble.
Etapa 2. Almadén de la Plata-Zafra.
(83 km, 1170 metros de desnivel)
Esta
también fue una etapa durilla. Comenzamos saliendo de Almadén por una bonita
carretera local entre dehesas hasta el Real de la Jara, donde ya nos adentramos
de nuevo en pistas forestales. Pasamos por el Castillo de la dos Torres, de
origen romano y afirmado por los árabes que fue conquistado a comienzos del
siglo XIII por los Caballeros de la Orden de Santiago. A medida que vamos
haciendo kilómetros el paisaje va cambiando de forma significativa, pasando de
dehesas a tierras de cultivo hasta llegar a Zafra, un pueblo ya de cierta
importancia. Allí tenemos toda la tarde para dar un agradable paseo y
deleitarnos con una suculenta cena a base de caracoles y lagarto ibérico (una
parte del cerdo), regado con un excelente vino de la tierra.
Cerca de Zafra |
El
alojamiento, bastante bien, céntrico y buen precio.
Hotel
Cervantes. C/ Cervantes, 7. Tfno: 924 563 270. 39 euros habitación doble.
Etapa 3. Zafra-Mérida. (64 km, 400
metros de desnivel)
Esta
etapa ya fue más sencilla, más corta y con menos desnivel. Entramos en la
conocida Tierra de barros y sus interminables llanuras salpicada por algunos
pueblitos con cierto encanto. El día ha sido caluroso y llegamos a Mérida
pronto, con tiempo para comernos una buena caldereta de cordero, careta y un
rabo de cerdo deliciosos y además echar una pequeña siesta antes de visitar el
famoso teatro romano, algo imprescindible.
Puente romano de Mérida |
Por el camino íbamos encontrado simpáticos cerditos..jeje |
El
alojamiento, muy bien. Incluso por 3 euros te llevan el desayuno a la
habitación.
Hostal
las Abadías. C/ Villarta de los Montes, 1. Tfno: 924 56 32 70. 40 euros
habitación doble
Etapa 4. Mérida-Cáceres (76 km, 700
metros desnivel)
Aquí
tuvimos nuestro primer contratiempo de la excursión. Y es que no aprendemos,
nos puede nuestro amor desmedido al cerdo ibérico y la casquería y después de
hacer ejercicio no conviene atiborrarse de estos manjares. A mí, la comida del
día anterior me sentó algo pesada, pero no pasó más. A Goyo, sin embargo, le
hizo pasar una noche toledana con una gastroenteritis aguda que le dejó sin
fuerzas para pedalear. Así que optamos por un plan B. Yo iría en bici haciendo la
etapa hasta Cáceres y Goyo cogería el tren hasta allí, pudiendo descansar algo
más por la mañana. A Cáceres llegamos prácticamente al mismo tiempo y, como
Goyo seguía algo pachucho, decidimos que lo mejor era ir a Urgencias para
atajar esa gastroenteritis por la vía rápida. Un buen chute en vena de Primperan
y paracetamol, y la cosa mejoró notablemente para después ir a descansar,
hidratarse y comer algo en nuestra pensión.
Nada que un buen chute en vena pueda arreglar |
Teníamos
la incertidumbre de si al día siguiente Goyo tendría fuerzas como para afrontar
la etapa, pero contra todo pronóstico, consejo médico y sentido común, a la
mañana siguiente ya estábamos los dos dando pedales. Y es que no hay nada que
se le resista a un machote del ALTAI.
Por
cierto, la etapa, a pesar de ir solo y algo más rápido de lo habitual, fue muy
bonita.
Cruz de San Juan |
Tierra de dehesas camino de Cáceres |
El
alojamiento en Cáceres bastante bien. Hostal Al-Qaceres. C/ del Camino Llano,
nº34. tfno.: 927 22 70 00. 45 euros habitación doble.
Etapa 5. Cáceres-Galisteo (74 km,
800 metros desnivel)
Como
decía, lo que parecía complicarse, al final salió bien. Hicimos la etapa
tranquilamente, parando mucho, comiendo cada poco tiempo e hidratándose bien. Y
Goyo aguantó perfectamente, sin problemas. Además, esta fue una de las etapas
más bonitas, con mucho sendero entre dehesas y tramos realmente interesantes.
Galisteo, del que nunca habíamos oído hablar, resultó ser un pueblo amurallado
con mucho encanto y pasamos una tarde agradable en él.
Goyo ya recuperado |
La hidratación y la alimentación fueron claves en la ruta |
El
alojamiento es una pensión algo cutre con baño compartido. Pero bueno, para una
noche suficiente.
Pensión
Los Emigrantes. Ctra Plasencia, 31. Tfno: 691 46 83 23. 30 euros habitación
doble con desayuno.
Etapa 6. Galisteo- Calzada de Béjar
(73 Km, 1130 metros desnivel)
Hoy
tocaba una de las etapas claves de la ruta, atravesar el sistema central por su
punto más débil, el puerto de Bejar, además de una de las más interesantes.
Circulamos por muchos kilómetros de senderos y pasamos
por el que es el punto emblemático de la Vía de la Plata, Cáparra, una antígua
ciudad romana con un arco muy bien conservado y que ya describió Ptolomeo. A
priori iba a ser una etapa dura, pero el final no lo fue tanto.
Arco romano de Cáparra |
Llegamos
al pueblecito de Calzada de Béjar, donde el único alojamiento que hay es un
albergue de peregrinos muy cómodo y acogedor, ya que no está muy concurrido.
Allí cenamos y desayunamos de maravilla y muy económico.
Albergue en Calzada de Bejar |
Albergue
Alba-Soraya. C/ el solano, 10. Tfno: 646 41 06 43. (15 euros por persona en
habitación doble privada)
Etapa 7. Calzada de Béjar-Salamanca.
(74 km, 900 metros desnivel)
Seguimos
atravesando las tierras altas de Salamanca, alcanzando el punto más alto de la
ruta, el Pico de la Dueña. La ascensión a este pico se hace por un sendero
bastante técnico que, con las alforjas, nos obliga a echar pie a tierra en
alguna ocasión. Sin embargo, su ascenso merece sin duda la pena. A partir de
aquí ya vamos en descenso hasta Salamanca.
Llegando al pico de la Dueña |
Allí
nos esperaba Fabi, un amigo de la infancia de Goyo que además regenta un hostal
en donde nos vamos a quedar, bien situado, económico (40 euros habitación
doble) y muy decente. Y Salamanca nunca defrauda, una de las ciudades más
bonitas de nuestro país, y más con un guía autóctono.
Por
la noche, Fabi nos invitó a una suculenta cena a base de jamón, mollejas y un
chuletón de proporciones descomunales que a mí me iba a pasar factura. Esta vez
tocó una indigestión cárnica, como la de Red Barclay en un episodio de los
Simpson de la décima temporada al comerse el Don Solomillón. Pasé toda la noche
con la hormigonera en marcha intentando digerir la carne, pero no hubo manera.
Y es que no aprendemos, no se puede comer demasiado después de un ejercicio
intenso.
El Don Solomillón |
Etapa 8. Salamanca-Zamora. (70 km,
500 metros de desnivel)
Afortunadamente
la etapa que nos esperaba era sencilla y prácticamente llana, porque mi
chuletón seguía dando vueltas. Con apenas una manzanilla y un yogurt hice toda
la etapa hasta llegar a Zamora, una ciudad un tanto desconocida pero que merece
pasar allí un fin de semana porque es realmente bonita.
Salamanca nunca defrauda |
Plaza Mayor de Salamanca |
Una
vez llegamos, a Goyo le dio tiempo a comer un menú tranquilamente mientras yo
me quedaba en la pensión descansando un rato porque no me encontraba en mi
mejor día. Después de una pequeña siesta vi que aquello seguía dando vueltas
así que hubo que invitar al chuletón a abandonar mi cuerpo por donde había entrado.
Realmente fue un alivio aunque me dejó un tanto débil y apenas pude visitar
Zamora.
El
alojamiento excelente, un hostal bien situado con incluso una cocina común para
poder cenar o desayunar tus cosas.
Hostal
Gemi. Calle Juan II, nº 10ª, 1º. Tfno: 682 88 12 70. 38 euros habitación doble
Etapa 9. Zamora-Benavente (75 km,
600 metros desnivel)
A
medida que pasaban los días y que avanzábamos hacia el norte, la mañanas eran
cada vez más frías y el sol tardaba en calentar más. Prácticamente hacíamos los
primeros 30 km abrigados con todo lo que llevábamos y después la temperatura
era la ideal para dar pedales.
Esta
etapa fue bastante llanita, lo que se diría una etapa de transición, pero no
por ello menos interesante. Además, unos pinchazos le dieron un poco de
picante. Llegamos a Benavente, un importante nudo de comunicaciones y más
grande de lo que habíamos pensado. Tuvimos la agradable sorpresa de que la
pensión que habíamos reservado estaba llena y nos habían cambiado a otro hotel
de mejor calidad, así que salimos ganando.
Pensión
la Trucha. C/ la Viña, 5. Tfno: 980 63 19 98. 42 euros habitación doble.
Etapa 10. Benavente-León (101 km,
400 metros desnivel)
Y
llegamos a la última etapa, la que a priori podría resultar más dura por los
kilómetros y el cansancio acumulado pero que, sin embargo, resultó más cómoda.
Desde Benavente hasta la Bañeza seguimos por la Ruta de la Plata y allí ya nos
salimos de ella definitivamente atravesando toda la comarca por pequeñas
carreteras locales y pistas entre extensiones interminables de cultivos de
maíz.
A
la altura de Órbigo enlazamos con el tradicional Camino de Santiago, aunque
esos últimos 30 km hasta León íbamos a hacerlos en sentido contrario a la
multitud de peregrinos que circulan por allí. La entrada a León no es muy
agradable debido al tráfico, pero es una ciudad encantadora e ideal para
terminar una ruta extraordinaria.
Catedral de León |
El
alojamiento, muy bien. Hostal Orejas, Avda. República Argentina, 28. Tfno: 987
25 29 09. 50 euros habitación doble.
Y
aquí se acabó el viaje y la aventura, pero la próxima ya se está maquinando y
será el camino del Duero, desde su nacimiento en los Picos de Urbión hasta
Oporto.
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