La Torrezuela canal Oeste 2.322 m.
Fin
de semana por el Occidental una de nuestras zonas de invierno preferidas y de donde
siempre volvemos a casa cansados y de noche. En este caso las primeras
dificultades surgieron en la carretera que va desde el Lago Enol hasta
Pandecarmen que estaba bastante helada y lo resolvimos poniendo las cadenas. La
subida al refugio un paseo por la dureza de la nieve y en la que solo marcabas
la pisada. El día empezó nublado y con el cielo gris plomizo y acabó soleado y
espectacular. Los Argaos casi no tenían roca y a pesar de ser un paisaje
conocido y fotografiado no dejaba de sorprendernos como si fuese la primera vez
que lo recorríamos.
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Subiendo al refugio |
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Camino a Ordiales
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En
el refugio vimos unos sacos con lo que sabíamos que iba a ver gente por arriba
y que nos comentaría como estaba el tema. Después de comer salimos en dirección
al mirador de Ordiales con idea de ver atardecer y hacer unas fotos pero al
final acabamos subiéndonos a unas cimas en una zona llamada Sierra Pelada. Unas
nubes altas, que habían entrado, tapaban el sol y el frío empezó hacer mella en
la voluntad de esperar a que el sol bajara por debajo de las nubes. A medida
que las mochilas se vaciaban de ropa se acrecentó el debate de salir pitando de
allí arriba e ir al refugio de invierno de Vegarredonda que hasta nos empezaba
a parecer cálido. Al final aguantamos y el atardecer fue espectacular con un
cielo naranja y un rayo de luz que parecía pintado. Compensó la tiritona y
bajando entramos en calor.
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Atardecer |
Los
de los sacos eran unos asturianos que nos comentaron que se habían bajado de la
este de la Torre Santa María porque en la parte de arriba la nieve estaba sin
transformar. También nos dijeron que la nieve en la aproximación estaba
durísima y que si queríamos nos podíamos acabar la botella de vino. Las
alabanzas hacía ellos se oyeron hasta en la Basílica de Covadonga.
A las seis de la mañana sonó el despertador y
antes de las siete salíamos hacia nuestro objetivo. La nieve dura nos permitía
subir rápido y cómodo y en las rampas de la Cuesta de Cebolleda su dureza nos
empezó a preocupar por que ya empezaba a ser hielo. Al collado Les Merines
llegamos cansados de patear la nieve para poder
clavar las puntas de los crampones y con mucha tensión. No recordábamos
una nieve tan dura durante tanto tiempo y todavía quedaba el flanqueo a Fuente
Prieta que nos dejó fundidos por la tensión. Eso si el paisaje parecía
patagónico y el hasta el Canto Cabronero parecía el Alpamayo. Hielo y nieve
pegados a la pared y solo en las partes bajas de las torres de Cebolleda abunda
la roca. Bajamos a pie de corredor y hay nos pusimos los trastos y para arriba
que parecía fácil e incluso llegamos a pensar que igual no sacábamos la cuerda.
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Torrezuela cara Norte |
El
primer resalte estaba parcialmente tapizado y con nieve costra y sí sacamos la
cuerda y lo protegimos porque la nieve se iba bastante. El segundo resalte estaba más
peleón. Poco hielo y la nieve un poco más dura pero insuficiente. El fantasma
de una retirada empezó a aparecer y el recuerdo de la primera vez que estuvimos
ahí y que no pudimos pasar el primer resalte también. Al final, utilizando todo
tipo de estrategias tanto “legales como ilegales” pasamos. Menos mal que encima
del desplome había un poco de nieve dura y los piolets decidieron no saltar. La
continuación fue más sencilla y decidimos guardar la cuerda. Salimos a una
antecima, justo en frente de la cumbre principal, pero no vimos la manera de
poder bajar de ella y subir a la principal por la cantidad de nieve que
tapizaba la roca. Foto de cumbre disfrutando del paisaje y la soledad de todo
el entorno aunque el frío no nos hizo estar muy a gusto y eso que nos daba el
sol.
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Llegando al primer resalte |
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Pegándonos con el segundo resalte |
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Añadir leyenda |
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Destrepando |
Destrepamos
hasta la última reunión que habíamos hecho y desde ahí rapelamos los dos
resaltes para lo que dejamos unos maillones en las reuniones pues no había. A
las tres estábamos a pie de corredor comiendo algo, escupiendo hielo de las
cantimploras ya que se nos había congelado el agua y rápidamente nos fuimos
para abajo porque nos preocupaba que la nieve no se hubiese ablandado. La
bajada fue una delicia porque el sol había hecho su papel y la nieve estaba
perfecta. En hora y media estábamos en el refugio y eso que habíamos parado en
numerosas ocasiones para hacer fotos.
Ya
solo nos quedaba recoger todo y para abajo en un gélido pero espectacular día y
en el que llegamos a la conclusión que la Torrezuela en invierno no es un sitio
para conocer gente.
Estáis loquiiiiisimos
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